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domingo, 8 de marzo de 2009

Un informe de la UIA pronostica más de 200 mil despidos en las fábricas *


Aunque muchos ya empezaron a echar empleados por la crisis, los empresarios se preparan para acelerar los despidos desde fines de este mes. En los últimos días, entre los popes de la Unión Industrial Argentina (UIA) circuló un informe reservado donde se calcula que sólo el sector manufacturero, que emplea a poco más de dos millones de personas, expulsará entre 160 mil y 200 mil en lo que queda del año. En el resto de la economía, por el bajón del consumo y el estancamiento de las exportaciones, los máximos líderes patronales estiman que se perderán al menos un millón de empleos. Los más afectados serán el comercio minorista y los bancos.

La advertencia empresarial llegó al Gobierno a través de la ministra de la Producción, Débora Giorgi, quien recibió en las últimas semanas a emisarios de los sectores más golpeados por el tifón mundial, como los metalúrgicos y las automotrices. Los industriales también aprovechan la crítica coyuntura internacional para reclamar al Gobierno una devaluación más brusca del peso, como las de Brasil y México. Y medidas como eliminar las retenciones a la exportación de bienes con valor agregado y duplicar los reintegros fiscales para esas ventas.

El debate sobre los despidos se retomará este martes en la reunión de Junta Directiva de la UIA. Los peores pronósticos se oirán nuevamente desde el interior, donde la sequía local y el sacudón externo se combinaron en un cóctel recesivo que ya impacta en todos los sectores. En algunos casos, igual, los empresarios exageran sus penurias para negar los aumentos salariales que exigen los gremios.

Los datos secretos que circulan entre los directivos de la central fabril incluyen los resultados de una reciente encuesta de la asociación de industriales metalúrgicos (Adimra). El censo reveló que las fábricas del rubro ya trabajan en promedio a menos del 50% de su capacidad instalada. Hace pocos meses, a mediados del año pasado, usaban casi el 80 por ciento.

El metalúrgico es el segmento industrial que más obreros ocupa: en las paritarias con la UOM se negocian los sueldos de más de 200 mil personas. Los ejecutivos más pesimistas advierten que por la crisis, uno de cada tres talleres pequeños o medianos deberá cerrar sus puertas. Los que producen piezas y repuestos para autos son los más complicados: la mayoría adelantó y extendió vacaciones o pactó suspensiones parciales, pero ahora evalúan seriamente las cesantías.

Por el desplome de la demanda externa, las curtiembres fueron las primeras en despedir personal registrado. Los fabricantes de textiles y confecciones también se achicaron, pero con menos ruido porque emplean a muchos más trabajadores informales, sin sindicatos que los protejan. Las 15 mil pymes que producen muebles vieron caer un 30% su actividad y también iniciaron su ajuste, según los informes privados a los que accedió este diario.

La UIA cambiará sus autoridades a fines de abril. Volverá a la presidencia el plástico Héctor Méndez y lo acompañará como secretario el textil José Ignacio de Mendiguren. Méndez prometió diferenciarse más del Gobierno que el saliente Juan Carlos Lascurain.

Igual el lobby de la UIA es cada vez menos sutil. El gráfico Juan Carlos Sacco (actual secretario) dijo ayer a radio El Mundo que “el dólar tiene que estar por lo menos a cinco pesos” y que “en una crisis así, el aumento de sueldos tiene que ser cero”. También opinó que “la variable de ajuste tiene que ser el salario y no el empleo”. Fuera de la industria, los bancos ya se deshicieron de parte de su personal eventual y contratado. Y con el cierre de locales comerciales muchos empleados en negro también quedaron en la calle. Según la Cámara de Comercio, entre los formales aún no hay despidos.

En todo el mundo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que este año se destruirán 50 millones de empleos. Desde que estalló la crisis, en Estados Unidos se pierden a razón de 600 mil por mes. Y en Brasil, un promedio de 100 mil.

EL GOBIERNO DEBATE SU ESTRATEGIA.

En el Gobierno aún no decidieron una estrategia para frenar los despidos, al margen de presionar para detenerlos cuando alguno se hace muy resonante, como los más recientes de las automotrices, en Siderar o en Paraná Metal. Un sector oficial impulsa duplicar o triplicar las indemnizaciones por despidos sin causa, como pidió la CGT. O directamente prohibirlos en los sectores donde las empresas más plata ganaron en los últimos años. Es el ala “dura” del riñón de Néstor Kirchner, como Ricardo Echegaray y Guillermo Moreno. Cerca de Sergio Massa y de Débora Giorgi, en cambio, los funcionarios son más proclives a seguir la vía de Brasil: avalar rebajas o congelamiento de sueldos a cambio de que no haya cesantías.

*FUENTE: Crítica de la Argentina – 08/03/2009